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administradores, políticos y asociaciones docentes.Pese a cuanto llevamos dicho sobre la libertad, hemos hecho muy poco en pro deldesenvolvimiento del individuo. ¿Cuántos americanos pueden decir que hacen aquellascosas para las que están mejor calificados y que más les gustan? ¿Qué oportunidadeshan tenido que elegir unos campos acorde con sus facultades o
con los intereses yhabilidades que demostraron en su primera infancia? Las mujeres, que desde hace tanpoco tiempo han comenzado a optar por no ser amas de casa, descubren ahora cuandifícil es elegir la profesión apropiada cuando son jóvenes o pasarse a otra diferente másadelante.Y cuando se tiene la suerte de poder hacer lo que a uno le gusta, ¿cuáles son lasposibilidades de salir airoso en lo que se hace? ¿Hasta qué punto los artistas, loscompositores, los escritores están en condiciones de ofrecer su obra a la atención deaquellas personas que sabrían apreciarla y cuyas reacciones conformarían la conducta demanera creadora? Los que conocen la importancia de las contingencias de reforzamientosaben que puede llevarse a la gente a descubrir aquello que mejor hace y aquello quepuede reportarle una mayor satisfacción.Pese a que a veces haya sido puesto en tela de juicio, el valor de supervivencia que tieneel arte, la música, la literatura, los juegos y otras actividades no vinculadas a estacuestión tan seria que es el hecho de vivir, está suficientemente claro. Una cultura debereforzar positivamente a aquellos que la sustentan y ha de evitar la creación de unosreforzadores negativos, de los que escaparían sus miembros mediante la deserción. El
mundo
que los artistas, compositores, escritores y actores han hecho tan hermoso tieneel mismo derecho a la supervivencia que el mundo que satisface unas necesidadesbiológicas.En la vida moderna se pasa por alto casi de forma absoluta el uso efectivo de los ratos deesparcimiento. Nos quejamos de cuan
larga es nuestra jornada de trabajo, y en cambiono hacemos nada capaz de enorgullecemos durante el tiempo libre de que disponemos.Las clases acomodadas se desvían casi siempre hacia derivativos como el alcohol y otrasdrogas, hacia el juego, hacia la contemplación de otros seres entregados a una vidaagotadora o peligrosa, y nosotros no vamos a ser una excepción a esta regla. Gracias a latelevisión, hoy en día millones de americanos viven la vida apasionante y arriesgada deotros seres. Muchos estados han legalizado el juego y han establecido loterías propias. Elalcohol, las drogas están consumiéndose en cantidades cada vez más considerables. Sepuede malgastar la vida por estos caminos y, en cambio, seguir inalterado al final deellos. Estas aplicaciones de los ratos libres obedecen a ciertos progresos conductualesbásicos, pero estos mismos procesos, en un medio diferente, llevan a las personas adesarrollar sus habilidades y sus facultades hasta su límite extremo.¿Estamos seguros de lo que afirmamos? Tal vez no, pero Walden Dos puede contribuir anuestra seguridad. Incluso como parte de un plan más vasto, una comunidad sirve comoexperimento piloto. La cuestión se reduce a si funciona o no y, en cualquier caso, la
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respuesta es muy clara. De ser éste el caso, podemos intensificar nuestra comprensión dela conducta humana con la mayor rapidez posible. Es aquí donde posiblemente existanuestra mejor oportunidad de contestar a las preguntas realmente importantes con quese enfrenta el mundo actual: preguntas que no guardan relación con la economía ni conel gobierno sino con la vida cotidiana del ser humano.Si; pero, ¿qué decir sobre la economía y sobre el gobierno? ¿No debemos contestartambién estas preguntas? No estoy demasiado seguro. Analícense las siguientespropuestas económicas. La primera corresponde al
Walden
de Henry David Thoreau: alreducir la cantidad de bienes de consumo, reducimos el tiempo que dedicamos a untrabajo ingrato. La segunda parece afirmar lo contrario: todos debemos consumir almáximo a fin de que todos tengan su puesto de trabajo. Yo tengo a la primera por la másrazonable, pese a que la segunda sea defendida hoy en día por mucha gente. Cabríaargumentar, en efecto, que si América tuviera que convertirse en una red de pequeñascomunidades, nuestra economía se iría por los suelos. Sin embargo, algo va mal cuandolo que hay que salvar es el sistema y no la forma de vida a la que el sistema deberíaservir.¿Qué decir del gobierno? ¿Seguro que no estaré apuntando que podríamos subsistir sinla existencia de un gobierno federal? Y sin
embargo, ¿hasta qué punto nos es necesario?Una gran parte de nuestro presupuesto
nacional
recae en el Departamento de Sanidad,de Educación, de Bienestar Social. ¿Sanidad? ¿Educación? ¿Bienestar social? ¡Pero siuna comunidad como Walden Dos es salud
,
educación, bienestar social! La única razónque aboga por la existencia de un inmenso departamento federal es que millones depersonas se encuentran atrapadas en espacios vitales desmesurados, impracticables.Otra gran parte del presupuesto va destinada al Departamento de Defensa. ¿Apunto yoque podríamos pasarnos sin este apartado? ¿Cómo vamos a preservar la paz mundial sino estamos en Posesión de las
armas
más potentes ni de una industria que sigadesarrollando otras más potentes aún que aquéllas? Pero si tenemos armas esúnicamente porque también las tienen otros países y, aunque nos sintamos amenazadospor países que poseen una potencia militar comparable a la nuestra
—
y pensamos sobretodo en la Bomba
—,
la
amenaza auténtica tal vez nos venga de aquellos países que sonapenas nada. No es posible ya que unas pocas naciones altamente industrializadas siganenfrentándose con el resto del mundo al tiempo que agotan y contaminan el ambientecomo lo están haciendo. Una forma de vida en que cada uno tomara únicamente su partede recursos mundiales y siguiera disfrutando de su derecho a la vida supondría unauténtico paso hacia la paz mundial. He aquí un esquema que Podría copiarse fácilmentey he aquí por qué últimamente tuve ocasión de sentirme reconfortado cuando ciertapersona del Departamento de Estado me dijo que, en su opinión, mejor le convendría aAmérica dejar de exportar su «American way of life» y dedicarse a exportar WaldenDos. Un estado que se define a través de controles represivos, formales, legales y sociales